martes, 5 de junio de 2012

Día siete

In cabin´d ships, at sea

In cabin´d ships, at sea,
The boundless blue on every side expanding,
With whistling winds and music of the waves -the large imperious waves-In such,
Or some lone bark, buoy´d on the dense marine,
Where, joyous, full of faith, spreading white sails,
She cleaves the ether, mid the sparkle and the foam of day, or under many a star at,
night,
By sailors young and old, haply will I, a reminiscence of the land, be read,
In full rapport at last.

2

Here are our thoughts - voyagers´ thoughts,
Here not the land, firm land, alone appears, may then by them be said;
The sky o´erarches here - we feel the undulating deck beneath our feet,
We feel the long pulsation - ebb and flow of endless motion;
The tones of unseen mystery - the vague and vast suggestions of the briny world - the
liquid-flowing syllables,
The perfume, the faint creaking of the cordage, the melancholy rhythm,
The boundless vista, and the horizon far and dim, are all here,
And this is Ocean´s poem.

3

Then falter not, O book! fulfil your destiny!
You, not a reminiscence of the land alone,
You too, as a lone bark, cleaving the ether - purpos´d I know
not whither - yet ever full of faith,
Consort to every ship that sails - sail you!
Bear forth to them, folded, my love - (Dear mariners! for you I fold it here, in every
leaf;)
Speed on, my Book! spread your white sails, my little bark, athwart the imperious
waves!
Chant on - sail on - bear o´er the boundless blue, from me, to every shore,
This song for mariners and all their ships.

Leaves of grass, Walt Whitman



Biografía 061931
Papel japonés y escayola
100 x 70 cm.


En el mar, sobre las naves

En el mar, sobre naves albeoladas de camarotes,
El azul sin límites se extiende por doquiera,
Con los vientos que silban y la música de las ondas, de las 
grandes imperiosas ondas;
O bien, en alguna barca solitaria, llevada por el denso mar,
O gozoso y lleno de fe, desplegando sus blancas velas,
En el barco que iende el éter entre la espuma relampageante
del día, o de noche, bajo las innumerables estrellas,
Quizá será leído por marineros jóvenes o viejos, como un
recuerdo de la tierra. 
En plena concordancia con mi fin.

2

"He aquí nuestros pensamientos, los pensamientos de los
que navegan.
No es sólo la tierra firme la que aparece,
En este libro -podrá decir entonces-
También se extiende y arquea la cúpula del cielo; sentimos
el ondulante puente debajo de nuestros pies,
Sentimos la larga pulsación, el movimiento eterno del
reflujo y de la ola,
Los acentos de misterio invisible, las vagas y vastas sugestiones
del mundo oceánico, las sílabas líquidas que se derraman,
El olor, el ligero crujimiento del cordaje, el melancólico
ritmo,
La perspectiva ilimitada, el horizonte fosco y lejano están
aquí.
En este poema del Oceano."

3

No titubees, pues ¡oh libro! cumple tu destino.
Tú que no eres sólo un recuerdo de la tierra.
Tú que también eres como una barca solitaria, hendiendo
el espacio, hacia un fin que ignoro, y no obstante llena de fe.
Navega tú también en conserva, con cada navío que navega.
Llévales mis cariños (para vosotros, queridos marineros,
 los he cerrado en cada una de estas hojas);
¡Marcha bien, libro mío! Desplega tus blancas velas, mi
pequeña barca, sobre las olas imperiosas,
Prosigue tu cántico y tu marcha, lleva de mi parte,
Sobre el gran azul ilimitado de los mares,
Este canto, para todos los marineros y para todas sus naves.

Hojas de hierba. Walt Whitman


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